Las rebeliones de Túnez y Egipto estimulan las movilizaciones por un cambio democrático en el país más pobre de la Península Arábiga
El mundo árabe no quiere que la revolución acabe con el derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto. Desea un cambio total. Si el sábado eran los argelinos los que demandaban en medio de una fuerte represión la salida del poder de Abdelazid Buteflica, ayer les tocó el turno a los los yemeníes.
Miles de manifestantes de la oposición se concentraron por segundo día consecutivo contra el régimen del presidente Ali Abdalá Saleh en la Universidad de Saná, en unas protestas alimentadas por el reciente triunfo de la rebelión de la plaza Tahrir de El Cairo.
En la marcha, que se desarrolló pacíficamente, participaron cerca de 5.000 personas reunidas en el recinto universitario de la capital de Yemen, el país más pobre de la Península Arábiga.
A pesar de que a las afueras del campus se congregaron medio centenar de partidarios del presidente Saleh, no se produjeron choques con la Policía ni entre los grupos políticos rivales.
Unos manifestantes de la oposición intentaron desplazarse hasta el Palacio Presidencial, pero los agentes les impidieron llegar hasta allí y enseguida disolvieron la protesta. No se informó de posibles heridos, pero tres periodistas que cubrían la información fueron detenidos durante varias horas.
Al igual que en la movilización del sábado y en otras de las jornadas anteriores, los manifestantes de la oposición piden la renuncia de Saleh y reformas políticas. «Ali, vete, vete», fue uno de los lemas más coreados por los opositores al régimen. «Nuestra demanda es clara: queremos cambios», gritaron también los congregados. El sábado, centenares de partidarios del presidente yemení disolvieron con armas blancas y bastones una manifestación de la oposición en el centro de Saná.
La embestida de los seguidores del mandatario tuvo lugar cuando alrededor de 2.000 miembros de la oposición, que habían iniciado su marcha en la Universidad, se aproximaron a la plaza Tahrir. Allí se encontraban unos 5.000 partidarios de Saleh celebrando un mitin de apoyo al mandatario.
Estas protestas se producen al calor de las revueltas populares que terminaron en las últimas semanas con los regímenes que encabezaban Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto.
Yemen es una de las naciones de la región que más riesgos corre de que haya una grave desestabilización política. Además de la pobreza y la falta de libertades, el país está expuesto a las acciones continuas de Al Qaeda, que tiene bases en este territorio, así como a un intento de secesión del sur y a una rebelión chiita en el norte. La presión de los grupos de la oposición forzó el pasado 2 de febrero a Saleh a echarse para atrás en unas reformas constitucionales que preveía realizar para seguir en el poder.
Saleh, presidente de Yemen desde la unificación entre el norte y el sur, en 1990, ha sido reelegido en 1999 y 2006. La Constitución actual, aprobada en 1991, no permite al presidente buscar una nueva reelección en los comicios de 2013.
Por otro lado, la Coordinadora Nacional por la Democracia y el Cambio, que integra a organizaciones de la sociedad civil y partidos, convocó ayer otra marcha para el próximo sábado en Argel en demanda de la democratización del régimen de Buteflika.
lunes, 14 de febrero de 2011
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