Si fueras mujer y vivieras en Arabia Saudí, tendrías que pedir permiso a tu padre, hermano o marido para, entre otras cosas, viajar, trabajar con sueldo, cursar estudios superiores y casarte. Además, tendrías prohibido conducir.
Lo sabe bien Manal al Sharif, que está en la cárcel por conducir un coche y por participar en una campaña pacífica contra la prohibición de que las mujeres conduzcan.
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