jueves, 10 de noviembre de 2011

UNC - Universidad libre de discriminacion



Fue una sesión histórica y la sala de reunión del Honorable Consejo Superior estaba, como pocas veces, repleta. Muchos rostros eran familiares: activistas, militantes, amigxs, conocidxs, profesorxs, compañerxs, las altas autoridades universitarias y lxs principales punteros políticos de La Docta, personajes de esos que sólo se ven por la tele (y es que cámaras tampoco faltaron, por supuesto). Tal es así que hasta me pareció ver a Lux montada en unos tacos con plataforma y tomando notas en su agendita de bolsillo en la otra punta del recinto. No era para menos: asuntos importantes integraban la agenda del día.
La primera resolución en salir fue la facultarización de la Escuela de Artes y con ella salieron también la mitad de las personas que poblaban el salón, todxs celebraban afuera esta medida que otorgaba a la academia artística independencia institucional respecto de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Como alumno de la licenciatura en pintura que soy, me retiré a festejar unos instantes y entre risas y abrazos me di con varios profesores que me decían lo mismo: “Ahora es el turno del tema de ustedes, suerte con eso”.
* * *
El pasado martes 18 de octubre, la Universidad Nacional de Córdoba fue declarada “una institución libre de discriminación por expresión e identidad de género”, estableciendo que “todas las dependencias académicas y administrativas de la misma deberán, en toda circunstancia, reconocer la identidad de género adoptada y autopercibida de cualquier persona a su solo requerimiento, cuando ésta no coincida con su nombre y sexo registrales”.
Esta resolución que funda sus antecedentes en ordenanzas de similar tenor como los proyectos aprobados por el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (julio 2010. Res. 680), el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Comodoro Rivadavia San Juan Bosco (junio 2011. Res. 53/11) y la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata (Res. 25/2008), “entiende como una necesidad de la Universidad Nacional de Córdoba avanzar en políticas no discriminatorias, inclusivas y de respeto de la identidad de género”.
Para ello se pusieron en consideración diversos tratados, pronunciamientos y convenciones internacionales sobre derechos humanos, entre los que se destacaron los Principios de Yogyakarta y la Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre DD.HH., orientación sexual e identidad de género, como así también distintos instrumentos y disposiciones legales nacionales que iban desde la declaración de igualdad ante la ley de la Constitución Argentina hasta la aprobación de la Ley Nº 25.673 que crea el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, la Ley Nº 23.592 sobre actos discriminatorios, la Ley Nº 26.618 de Matrimonio Civil y la Ley Nº 26.657 sobre derecho a la protección de la Salud Mental.

Concretamente hablando

En adelante, lxs estudiantes podrán acreditar su identidad a todos los efectos que tengan lugar en el ámbito de la UNC (exámenes, cursadas, trámites, servicios, entre otros) con su libreta o credencial estudiantil en la que aparecerán su identidad autopercibida y su nombre elegido, la utilización del mismo se habilitará mediante la presentación de una nota, por única vez y con carácter de declaración jurada.
Es importante destacar que estos derechos no se reservan únicamente para los alumnos y alumnas trans sino que se extienden a personas trans de otros claustros, garantizando también el derecho a la identidad de docentes, egresados y no docentes. Esta reglamentación no les exige a quienes se identifican como trans encarnar ningún estereotipo de feminidad o masculinidad, ni mucho menos certificación médica, psiquiátrica o psicológica. A diferencia de la mayoría de los dispositivos institucionalizados de reconocimiento de las identidades trans, la UNC adopta medidas despatologizantes y descriminalizantes. La ordenanza aprobada no plantea restricciones respecto de la edad; esto permitirá extender sus alcances a quienes estudian en los colegios secundarios que dependen de la universidad, el Manuel Belgrano y el Montserrat.
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“Ahora es el turno del tema de ustedes, suerte con eso”

Una y otra vez escuché esa reproducción ritualizada de exterioridad y cisexismo, el devenir tema y devenir otro de quienes comenzaban a saborear el tan ansiado reconocimiento institucional. Poco a poco se fueron yendo, felices y sin registrar mi respuesta rabiosa:
“Eso de su tema sólo funciona si en tu nueva facultad no pensás tener alumnos trans, el reconocimiento de la identidad de género es algo que nos beneficia a todos, no sólo a un grupo, nos garantiza el derecho a...”
Mi voz se fue perdiendo en la antesala abovedada con un eco resonando en mi cabeza que advertía —y todavía advierte— que aquello era sólo un comienzo, que el trabajo por la inclusión social de las personas trans en el ámbito universitario será arduo y será lento, pero que de ser así es conveniente tener buenas legislaciones al respecto. Volví donde se sesionaba para fundirme en abrazos y dedos cruzados transdeseantes, expectante de que el nombre que nos nombra por fin sea la ley y no la trampa.

Hablando el mismo idioma

Ha sido un avance histórico para nuestra comunidad, más allá de las diferencias entre las organizaciones, esto es un signo de que estamos juntos y de que en la lucha colectiva se gana para todos y para todas. Esta medida va a facilitar el ingreso, la permanencia y el egreso mismo de todas las compañeras que estén en condiciones de estudiar en la universidad.
Nos da mucha fuerza para seguir luchando por la Ley de Identidad de Género Nacional, pero aparte de eso es un paso concreto, nos sentimos sumamente cómodas viviendo una experiencia de integración y de sentir que se estaba hablando de nosotras con respeto.
Creemos que va a mejorar la calidad de vida de las personas trans porque es una resolución muy amplia que incluye el reconocimiento en el ámbito de la salud; para nosotras es muy necesario que influya en la formación de los futuros médicos y de los actuales. Nos emocionó que el decano de Medicina tomara la responsabilidad como la tomó, no lo esperábamos.
“Yo quedé helada cuando las personas empezaron a tomar la palabra, fue tan fluido, se notaba que estábamos de acuerdo y que sabían de lo que hablaban. Hablábamos todos el mismo idioma. Fue algo histórico. Rotundamente un SI. Me impresionó personalmente la buena predisposición de cómo nos recibieron los volantes, nos sentimos cuidadas, respetadas y cómodas.” Nadia Molina, coordinadora provincial de ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina), Córdoba.
“En el año 2008 presenté mis antecedentes para concursar un cargo en la Escuela de Trabajo Social de la UNC, pero el jurado fue instruido para considerar sólo aquellos antecedentes donde figurara mi nombre legal y/o mi número de documento, lo cual en la práctica dejaba fuera de esa consideración a mis publicaciones y a la mayor parte de mis certificados. Presenté un recurso y dos años después la universidad se expidió a mi favor, admitiendo esas publicaciones y esos certificados en el concurso. A lo largo de esos dos años la situación fue dolorosa, pero sobre todo absurda: seguía asistiendo a jornadas donde la misma universidad que desconocía mi nombre me entregaba certificados que decían ‘Mauro Cabral’.”
“La resolución que se acaba de aprobar afecta positivamente a todo el ámbito universitario, no sólo porque vuelve al espacio de la UNC más inclusivo sino porque sirve también para visibilizar la situación completa de las personas trans: en las aulas, pero también en los hospitales escuelas, como usuarias del sistema público de salud. Otro aspecto positivo es que hace que la población universitaria que no es trans comience a preguntarse dónde están las personas trans e, inmediatamente, por qué la mayoría está afuera. En ese sentido me parece que la ordenanza funciona también como una agenda de inclusión.”
Mauro Cabral, activista trans e intersex. Lic. en Historia, egresado de la UNC. Co-director del Grupo de Investigación Incorporaciones.

PROYECTO DE LEY DE IDENTIDAD DE GENERO

Apenas pasadas las cinco y media de la tarde, la diputada Vilma Ibarra (Nuevo Encuentro) anunció que terminaba el plenario de las comisiones de Legislación General, que preside, y de Justicia, a cargo de su par Juan Tunessi (UCR), sentado a su lado. “En este momento, con la cantidad de firmas que tiene, el dictamen ya está en condiciones de pasar al recinto” de Diputados, dijo. La sala, repleta de legisladoras y legisladores de todos los bloques, incluso de otras comisiones –y hasta representantes con mandato cumplido–, integrantes de organizaciones de la diversidad sexual que se turnaban para entrar y presenciar el momento, y cámaras de TV, estalló en aplausos. El proyecto de ley de identidad de género acababa de dar un gran paso en su camino legislativo. Logró dictamen de mayoría con 25 firmas; el dictamen de minoría, según anunció su único firmante, Julián Obliglio (PRO), se opondrá al proyecto porque “una operación de genitales no determina el sexo de una persona”, argumentó.
Un corito, “¡sin demora, identidad ahora!”, empezó a ganar el ambiente, mientras sin esconder la sonrisa Ibarra y Tunessi procuraban que volviera a reinar cierta calma. Con dificultad sobrevinieron dos, tres minutos de silencio no completo; activistas de la diversidad se habían puesto de pie, ondeaban banderas, mostraban afiches. La reunión llegaba a su fin. “Felicitaciones a todas y todos los presentes”, dijo Ibarra. Todos respondieron con un coro de consignas: “¡Ley de identidad!”; “¿Cuándo?”; “¡Ahora!”. Luego, en diálogo con este diario, diputadas, diputados y activistas de la diversidad coincidieron: es altamente probable que el proyecto llegue al recinto antes del 10 de diciembre. Todo indica que hay consenso para que allí se apruebe. También aplaudían dirigentes y activistas del Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, conformado por organizaciones como ATTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina), la Federación Argentina LGBT, 100% Diversidad y Derechos, el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), Futuro Transgenérico, la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (Alitt) y la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).
El proyecto dictaminado estipula que toda persona tiene derecho “al reconocimiento de su identidad de género” en sus documentos de identidad así como en sus datos registrales, “al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género” y “a ser tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad”. Para todo ello, no se exigirán la intervención judicial (sí es necesaria actualmente), ni tampoco la intervención médica. Bastará el pedido de la o el interesado ante el Registro Nacional de las Personas para que el Estado reconozca y respete su identidad de género.
En caso de que quien lo pida sea menor de edad, se requerirá el consentimiento de sus tutores legales. Esto se enmarca en la propia definición de identidad de género que incluye la iniciativa: “La vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento”. Lo que la ley reconocerá, si el proyecto es aprobado en la Cámara de Diputados y, luego, en el Senado, es la “identidad de género autopercibida”: la construcción que la ciudadana o el ciudadano hagan de sí.
El texto, que logró dictamen de mayoría con firmas de integrantes de todos los bloques parlamentarios (entre ellos, FPV, PS, UCR, CC-ARI, PF, PRO, NE, PDP, GEN, Proyecto Sur, FAP), resultó de un consenso entre todas las iniciativas en tratamiento en las comisiones, de modo que, además de impulsar el reconocimiento a la identidad de género en los documentos, también contempla el acceso a la atención sanitaria integral en el sistema público de salud.
Apenas informó que el dictamen era un hecho, Ibarra auguró un futuro auspicioso para la ley. “Con este proyecto –dijo– buscamos reconocer derechos que han sido postergados durante muchos años.” En el mismo sentido se había expresado, un rato antes, la diputada Margarita Stolbizer, quien, además de señalar que ese inminente dictamen condensaba “una construcción política plural y de raíz social”, aseguró que el reconocimiento a la identidad de género era una cuestión de “justicia”. Al otro lado de la sala escuchaba Maiamar Abrodos, la actriz que –tal como contó Página/12– debió reclamar ante la Justicia porque un juez, aduciendo que iba “contra la naturaleza”, le había negado la posibilidad de intervenir quirúrgicamente su cuerpo para verse como se sentía. Ayer, aros largos y sonrisa brillante, Abrodos celebraba. “Es importante también porque este proyecto permite el reconocimiento de identidad de género antes de la mayoría de edad. Hay gente que no entiende, pero una sabe quién es ya desde chiquita. Si los que se oponen vieran mis fotos de infancia, entenderían todo.”

LEY DE IDENTIDAD DE GENERO

Las comisiones de Legislación General y Justicia aprobaron ayer un dictamen para que la ley de identidad de género sea tratada en el recinto. El proyecto resultó del consenso entre las iniciativas presentadas por diferentes bloques parlamentarios, como el Frente para la Victoria, el Partido Socialista y la Unión Cívica Radical, entre otros.

La normativa busca reconocer la identidad de género en los documentos y garantizar el acceso a la atención sanitaria integral en el sistema público de salud. En diálogo con ElArgentino.com, la especialista Carolina Von Opiela accedió a detallar los puntos clave de la iniciativa.

Abogada y docente de la UBA, asesora de organizaciones de la sociedad civil y especialista en temas de diversidad, Von Opiela explica en esta nota la importancia de esta ley para volver a Argentina un país cada vez más igualitario.

ElArgentino.com: ¿Por qué es importante que la identidad de género sea reconocida legalmente? ¿Qué derechos se reconocerían a partir de ese hecho?

Carolina Von Opiela: Porque el derecho a la identidad es un derecho humano fundamental, consustancial a los atributos y a la dignidad humana.

El derecho a la identidad civil de las personas puede pensarse como una llave de acceso a derechos garantizados a partir de la vinculación formal de las personas con los Estados (son múltiples: civiles, políticos, económicos, sociales, culturales; tales como acceder a la educación, a un empleo registrado, a una tarjeta de crédito, a un régimen de previsión social, a una vivienda digna y adquirir un contrato de locación formal, a salir y entrar del país, a contraer matrimonio, a reconocer y/o adoptar hijos, a elegir y ser elegido para ocupar cargos políticos, a participar en la toma de decisiones y adquirir personalidad jurídica, a ser usuario/a de servicios públicos, entre muchos otros).

A su vez, los documentos de identidad acreditan la condición de “ciudadano/a” y tienen como función servir de vehículo para la protección de los derechos fundamentales de toda persona. Por ello, es común asociar la carencia de documentos con la pobreza, inequidad y exclusión social. La identidad/identificación permite que las personas sean visibles para las políticas públicas diseñadas con el fin de superar la vulneración de DDHH.

EA: ¿Qué le dirías a alguien que dice que esta ley es importante pero no prioritaria en el actual contexto de la sociedad?

Le re-preguntaría: ¿a qué personas comprende como parte de la sociedad?, ¿cuáles son las personas cuya tutela imprimen prioridad sobre otras?, ¿cuál es su motivación para excluir a las personas trans sobre las prioridades de agenda que deben impulsar nuestras instituciones?, y ¿cuáles son sus argumentos para sostener que este colectivo debe seguir postergado?

Luego le diría que esta ley que hoy se debate, contempla: el reconocimiento de la identidad de las personas trans en su registración y documentación personal, así como el acceso a la atención sanitaria integral en el sistema de Salud; y que ello es una herramienta fundamental para combatir la discriminación y la exclusión social.

EA: ¿Cuál creés que va a ser el principal argumento a rebatir en este debate? ¿Creés que la sociedad se mostrará receptiva frente a esto?

CVO: Confío en la sociedad argentina. Nuestra sociedad está madurando y tiene una mirada mucho más sensible a las diversas realidades en las que vive la otredad. Nuestro país está dando pasos muy interesantes para avanzar conforme a un mejorado estándar jurídico de protección de derechos en la región.

Lo más importante es que el debate ya se echó a andar, está instalado en la opinión pública y canalizado en las instituciones de la democracia.

Claro que soy conciente de que vamos a escuchar opiniones contrarias, con un fuerte arraigo a prejuicios estigmatizantes, patologizadores e incluso intolerantes… Presumo que sólo tendremos que tener paciencia y seguir replicando buenos argumentos jurídicos; y que éstos al ser entendidos junto al sentido común, captarán las voluntades políticas que son precisas. Creo que el desafío será lograr un renovado corrimiento, potenciar el principio de igualdad y replantearnos la percepción que tenemos sobre la recodificación de la sexualidad y la asignación cultural al género.

EA: Argentina es un país más igualitario después de la sanción de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿El reconocimiento de la identidad de género iría en el mismo sentido?

CVO: Sin dudas. Si nuestras instituciones reconocen el derecho a la identidad de género de las personas trans: les estarían expresando que las considera con la misma dignidad y derechos que otros/as ciudadanos/as en condiciones de igualdad, para que puedan apartarse definitivamente de la categoría de poblaciones invisibles/invisibilizadas y tengan mejores oportunidades de acceso a sus derechos, lo que contribuye al alcance de una ciudadanía plena.

LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS


Desde 1933, numerosas leyes habían sido dictadas para restringir la actividad económica y ocupacional de los judíos. El 7 de noviembre, un joven judío disparó a un diplomático en la embajada alemana en Paris. Para Goebbels, el tiroteo en París fue una oportunidad para incitar a la población alemana contra los judíos y lanzar un pogromo, conocido como la Noche de los Cristales Rotos. En la noche del 9 de noviembre, por todo el Reich, los comercios judíos fueron victimas de la S.A. Los cristales fueron rotos y sus contenidos arrojados a la calle. Decenas de sinagogas fueron quemadas y miles de judíos fueron recluidos en campos de concentración. La brutalidad de los sucesos fue el primer paso hacia la Solución Final.
Daniel Goldhagen, refiriéndose a esta noche que " la magnitud de la violencia y la destrucción, la enormidad de aquella noche, fue un verdadero cruce del Rubicón
Esa cacería tuvo su antecedente en la noche del 28 de octubre de 1938, cuando el gobierno alemán nazi mandó secuestrar a unos 20.000 judíos de origen polaco, que fueron deportados en condiciones brutales a Polonia.
En ese contexto, el 7 de noviembre, Herschel Grynszpan, un judío alemán que había huido a Francia, baleó a Ernst vom Rath, secretario de la embajada alemana en París, a quien había pedido ayuda para su familia. Vom Rath murió el 9, y esa misma noche se desató una revuelta contra la población judía de Alemania y Austria, orquestada por el gobierno de Hitler a través del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, y coordinada por el Ministerio de Propaganda, a cargo de Joseph Goebbels.
Los ataques dañaron unas 1.570 sinagogas –algunas por completo–, cementerios judíos, más de 7.000 comercios y 29 almacenes de la colectividad. En Viena fueron quemadas casi todas las 94 sinagogas. Más de 30.000 judíos fueron detenidos y confinados en campos de concentración. Muchos fueron golpeados hasta la muerte: se estima que entre 91 y 200 personas fueron linchadas.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

REPARACION POR UN FEMINICIDIO

La Justicia salteña condenó al Estado provincial a pagar una indemnización por daño físico y moral de más de un millón de pesos a una adolescente de 18 años, sobreviviente de violencia de género, por la inacción policial en la prevención de los hechos. Abogadas especializadas en el tema destacaron los alcances de la sentencia, que sienta un precedente importante en relación con la reparación de las víctimas de violencia machista y la responsabilidad que tiene el Estado para proteger la vida de las mujeres (ver aparte). En los últimos tres años hubo 37 femicidios en la provincia de Salta, de acuerdo con un registro de los casos publicados en la prensa que lleva adelante el portal laotravozdigital.com desde septiembre de 2008.
Vanina tenía 12 años cuando el 28 de agosto de 2004 su papá, Alberto Yapura, la atacó y luego mató a su madre y a sus dos hermanitos. El caso conmocionó a la sociedad salteña. Rosana Alderete, madre de Vanina, había realizado varias denuncias contra su esposo por maltratos y amenazas en la seccional del barrio Campo Castañares, donde vivía, en la ciudad de Salta. En la sentencia, la jueza en lo Correccional y de Garantías Mónica Faber evaluó que el Estado tuvo responsabilidad en la feroz agresión –cuyas secuelas todavía padece Vanina– porque quedó en evidencia que la subcomisaría de Castañares no actuó como correspondía. Faber detalló que, de acuerdo con los testimonios de tres policías que declararon en el juicio, la seccional tenía sólo un oficial por turno para patrullar, tomar denuncias y hacer notificaciones, entre otros trámites. Los uniformados también declararon que desconocían la Ley de Violencia Familiar 7202 que establecía la obligación de asistir a las víctimas y que nadie los había capacitado al respecto. Además relataron que debían pedir un turno en la Jefatura de Policía, ubicada en el centro de la ciudad, para sacar fotocopias, ya que no tenían dinero para pagarlas. Una de las faltas que cometieron en la dependencia fue no haber mandado una copia de la denuncia al defensor de Menores para que interviniera, tal como había ordenado el 4 de agosto de 2004 el juez de Instrucción Sumaria de Tercera Nominación luego de la segunda denuncia de la mujer. El ministro de Gobierno, Seguridad y Derechos Humanos de la provincia, Maximiliano Troyano, adelantó que apelará el fallo como habitualmente ocurre.
En la causa, además de reclamar una indemnización, estaba acusado por incumplimiento de los deberes procesales el policía José Abraham Martínez, quien debió encargarse de las denuncias. Si bien Martínez quedó absuelto por el beneficio de la duda, la jueza Faber consideró probada la falta del Estado. Faber concluyó que la muerte de la mujer y los dos chicos podría haber ocurrido igual si se tomaban medidas preventivas, pero en ese caso, el Estado no hubiera sido responsable. “No es preciso demostrar la culpa del funcionario para que sea viable el deber estatal de resarcir por falta de servicio, sí lo es acreditar la falta o culpa del sistema administrativo o de la organización administrativa”, dice la sentencia.
“Quedaron expuestas las fallas en el servicio del Estado. Creo que esta decisión va a sentar jurisprudencia”, dijo el abogado de Vanina, Oscar Juárez. La joven vive con su abuelo y cursa el primer año de Derecho. Vanina está bajo tratamiento psicológico y todavía requiere intervenciones quirúrgicas por las secuelas de la terrible agresión que sufrió. Tiene cicatrices de las lesiones en el cuello, el brazo y el abdomen. La noche del ataque una amiga de la madre la encontró tirada en el pasto cubierta por una frazada y le preguntó qué había pasado. Ella le contestó: “Mi papá me mató, mató a mi mamá y a mis hermanos”. Yapura, su padre, fue condenado a prisión perpetua.
El abogado de Vanina expresó su desacuerdo con la decisión del gobierno de apelar. “Si apelan, están en su derecho. Pero de esta manera queda nuevamente en evidencia el desinterés del Estado con respecto a Vanina, que quedó a cargo de sus abuelos, de escasos recursos”, señaló.

lunes, 7 de noviembre de 2011

LAS RAZONES DE LA MARCHA POR EL ORGULLO GAY

Yanina tiene 16 años, nariz respingada, pelo corto, delicada piel blanca y es lesbiana. Hace pocos meses su mamá descubrió al mirar su Facebook que tenía una foto dándose un beso con una chica, que era su novia. La despertó a los gritos y empujones, le lanzó como una daga: “Monstruo me das asco”. Ella, que no se terminaba de despegar de la pesadez del sueño, no comprendía nada. Lo entendió con los golpes. Esas palabras le retumban hasta hoy: monstruo.

Cada discusión, cada pelea hogareña terminaba con su mamá gritándole que había arruinado a su familia por “torta de mierda”. Incluso, en el día en que tomó un rastrillo, la golpeo en las piernas y le dejó las marcas que aún conserva. Ese mismo pensamiento es el que llevó al padrastro de la novia de Natalia “Pepa” Gaitán a asesinarla en Córdoba, para evitar que esa chica machona avergonzara a su familia.

En tanto, en Montegrande, Iván Pereyra recién ahora a los 19 se anima a intentar terminar el colegio secundario en una escuela de adultos. Una historia de acoso en las aulas lo llevó a abandonarla antes de cumplir los 17. Su altura imponente combinada con sus modos delicados, su voz aflautada, su caminar femenino fue demasiado disruptiva para ser aceptada sin penalidades.

Dibujos en los bancos donde representaban hombres que lo cogían, mensajes en el pizarrón, aislamiento, burlas permanentes cada día. Iván no iba al baño porque le decían “te equivocaste, vos tenés que ir al de mujeres" y lo encerraban y empujaban.

Hace pocos meses, el acoso escolar le costó la vida al riojano Carlos Agüero, un chico de 17 años que trabajaba en el campo. Un grupo de compañeros de colegio empezó a agredirlo porque no parecía lo suficientemente macho y nunca había tenido novia. Ahí dejó de ser persona para sólo ser el “puto”. Tenía tanta vergüenza que llegó a imaginar como un escape colgarse de una soga cerca del lugar donde trabajaba.

El periodista y escritor Osvaldo Bazán sostuvo que los homosexuales fueron tratados como “pecadores” por la religión, “enfermos” por la ciencia, y “delincuentes” por el Estado. El reconocimiento estatal de las uniones entre personas del mismo sexo con la Ley de Matrimonio Igualitario dio un claro mensaje: luego de años de lucha de las organizaciones LGTTBI, la sociedad daba cuenta de que aceptaba la diversidad, aunque el cambio cultural recién empieza.

Pero una madre no le pega a su hija por ser heterosexual, los compañeros no hacen que un alumno abandone la escuela por ser heterosexual y un chico no piensa que es mejor quitarse la vida antes que ser heterosexual. Mientras los chicos gays sigan experimentando la oscuridad, es necesaria la luz del orgullo.

Por eso, miles de personas de todas las orientaciones sexuales marchan hoy desde las 18, como lo hacen hace 20 años (cuando iban sólo un puñado de hombres con máscaras para no ser reconocidos) desde la Plaza de Mayo hasta el Congreso con un fuerte reclamo “Ley de identidad de género ya”, para que el DNI de las personas trans coincida con su identidad real.

ABORTO DESPENALIZACION

A propósito del inicio de la discusión en ámbitos parlamentarios sobre la despenalización del aborto y de las manifestaciones que en distintas ciudades del país reclamaron sobre el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, una revisión histórica de cómo el acceso al aborto se fue configurando como una de las principales reivindicaciones del movimiento de mujeres allá por los años ‘60, cuando el mundo era otro mundo. Aunque algunas demandas no han perdido actualidad.
 Por Mabel Bellucci *
Hacia 1960, el mundo era otro mundo. Estados Unidos irrumpió de una maraña de tendencias animales como fue la Segunda Guerra Mundial con el fin de perpetuarse como la potencia imperialista del planeta. Así, desde sus entrañas se vivieron luchas contra la opresión colonial, manifestaciones de los negros, estudiantiles, de las mujeres y de los homosexuales junto al movimiento contra la guerra colonialista sobre Vietnam. Dentro de esa coyuntura turbulenta, se acuñó el término “revolución sexual” que invitaba al varón y a la mujer a experimentar los placeres por fuera de la coalición “matrimonio-amor-maternidad”.
En ese contexto, surgió como un conejo de la galera el Movimiento de Liberación de la Mujer (Women’s Liberation Movement, conocido también con la abreviatura Women’s Lib) –encargado de posicionar políticamente la demanda de mujeres organizadas en torno del derecho al aborto–. La historiadora Marysa Navarro recuerda que, recién, en la década del ochenta fue bautizado Feminismo de la Segunda Ola.
Hacia fines de 1963, la aparición de la píldora anticonceptiva, su comercialización y su uso se generalizaron en Estados Unidos. Estaba destinada especialmente a las señoras casadas, amas de casa y con un número suficiente de hijos más que a las solteras tentadas a incursionar en una aventura amorosa. La pastilla representó “el mal menor” ante la complicación del aborto clandestino y la numerosa cadena de partos. No obstante, la anticoncepción oral no fue una consecuencia directa de la revolución sexual predicada por el pensador Wilhelm Reich, sino que hubo un interés biopolítico para su desarrollo.
Con anterioridad, las formas más difundidas para evitar una gestación pasaban por el uso del condón, el coitus interruptus, la abstinencia periódica y el aborto, como solución de emergencia. Sin más vueltas, la ensayista Germaine Greer, en su libro Sexo y destino, lo incluía como parte de la práctica anticonceptiva.
Sin embargo, en ciertas feministas asomó un resquemor a la hora de reivindicar el uso de la píldora cuando se hizo público que los testeos implementados por los laboratorios norteamericanos empleaban cuerpos femeninos como conejillos de Indias. Si bien con la píldora no se atravesaban el peligro de muerte o la amenaza concreta de la cárcel como con el aborto ilegal, igualmente, las mujeres acudían a este método difundido puertas para adentro y, a la vez, clandestino puertas para afuera. Por consiguiente, el aborto era tanto hablado en el orden cotidiano como castigado en el orden público. Asimismo, la pastilla, en sus comienzos, al estar destinada para una minoría con privilegios más la exigencia de un compromiso regular de su uso, atentó contra su aceptación generalizada; tampoco aseguraba evitar el riesgo de una posible fecundación, mientras que el aborto significaba lo opuesto, es decir, una solución de hecho frente al hecho consumado. Así, este último se convierte en el medio más eficaz para concluir con un embarazo no deseado en la medida en que haya certeza de no exponer la vida o de ir presa.
Otro dato para no soslayar: en los años sesenta existían generaciones precedentes de mujeres que habían abortado y que, de alguna manera, lo verbalizaban dentro de su entorno. En líneas generales, era cuasi familiar su acogida. En cambio, la anticoncepción oral carecía de trayectoria. Y como todo lo nuevo, por un lado, generaba incertidumbres y, por el otro, se ignoraban sus efectos potenciales. No olvidemos que aún requería de mejoras técnicas adicionales, que había dificultad en el acceso y la poca información que circulaba no era tranquilizadora.
De un modo u otro, a las mujeres se les presentaba la ocasión de escoger en primera persona entre un método conocido y otro por conocer.

CRITICONAS CON GANAS

Pero la píldora no fue lo único innovador en 1963. Hubo un indicador de que algo nuevo salía del cascarón: fue el surgimiento de la obra La Mística Femenina (The Femenine Mystique), de Betty Friedan. Este texto contribuyó a formatear ese malestar de miles de mujeres de mediana edad, de clase media, casadas y con hijos, en el cumplimiento de los roles claves en el reino del hogar. A pesar de ello, Friedan no pudo registrar otras incomodidades también devenidas de la esfera íntima, es decir, los límites a una maternidad no deseada. Tanto la anticoncepción como el aborto no asomaron en su contrapunto entre una realidad idealizada y la vida de sus pares. Quizás, resultaba prematuro escupir tantas verdades sin freno alguno.
Ahora bien, la generación de las casadas a las que Friedan les hablaba se cruzó con las mujeres que luchaban contra la guerra imperial, más el colegiado que hacía lo suyo.
Con la precipitación de las urgencias políticas por la radicalidad de la población negra que bregaba por sus derechos civiles, las integrantes del Women’s Lib entendieron su propia discriminación al profundizar el fenómeno del racismo. A ello se sumó la resistencia contra la guerra en Vietnam que impulsó a jóvenes a usurpar las calles de Nueva York, Chicago, Washington y California, bajo la emblemática consigna “Hagamos el amor, no la guerra”, tal como lo recuerda Marysa Navarro. En cuanto al mundo universitario, estudiantes junto con docentes encarnaban las voces provocadoras. Así, el Movimiento de Liberación de la Mujer quedó configurado en numerosas corrientes.
Entre tanto, las activistas de izquierda cristalizaban un feminismo más heterodoxo y plural por el cruce de clase y etnia que distinguía el salto de las transformaciones que estalló entre los estratos más bajos de la sociedad estadounidense: los negros, los latinoamericanos, los indios y los blancos pobres. Hasta que llegó el momento en que las militantes formadas en las calles y en las universidades y relacionadas con las formas clásicas del debate político, se corrieron de las filas partidarias para generar sus cuartos propios, y dar paso a un enfoque de autonomía sexual. Dentro de esa mirada antipatriarcal, la reapropiación del cuerpo y de la sexualidad femenina desde todos sus rincones ocupó un espacio destacado. Al punto de que la exigencia del aborto voluntario mantuvo su lugar central en la lista de reivindicaciones de estas activistas. Por caso, en los diversos manifiestos feministas que proliferaban en la época, siempre estuvo presente.
La escritora Mildred Adams Kenyon en su artículo “El nuevo feminismo” comentaba que tanto para la prensa amarilla como para la del establishment, Nueva York era la capital del aborto. En esa misma dirección, la escritora María Rosa Oliver, en su texto La Salida, de 1970, relataba haber presenciado una movilización feminista que marchaba por las calles de esa ciudad, bajo el lema “500 dólares el aborto equivale a su prohibición”. Además, denunciaba que en Harlem, dentro de la comunidad puertorriqueña, aumentaba el número de muertes por abortos baratos e inseguros. Mientras la ensayista María Arias en su obra La Liberación de la Mujer, de 1973, identificaba al colectivo New York Radical Women como la punta de lanza en la cuestión del aborto legal. Pero si las activistas no lograban su objetivo, guardaban un plan B bajo la manga. Para Arias se planeaba ya en esos años, cual relato de ciencia ficción, un anticipo de lo que es hoy “Women on Waves”: “fondear un barcohospital en aguas extraterritoriales con médicos y enfermeras voluntarios”.
De esta manera, hacia los años setenta, el Movimiento de Liberación de la Mujer, con una complejidad que fue acrecentándose, percibió un rasgo unificador de convergencia que fue “la política del cuerpo”. Fueron ellas las que tornaron al aborto no como un hecho personal y privado sino como uno político y público. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa puede leerse en ese lema provocativo de la época “un hijo, si quiero y cuando quiera” que no sea la reapropiación de su sexualidad y de su función reproductora?, pregunta ingeniosa, por cierto, que se hicieron Georges Duby y Michelle Perrot en Historia de las Mujeres.
* Activista feminista queer. Integrante de la Campaña Nacional por Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

VIOLENCIA HOMOFOBIA EN LOS MEDIOS

 Por  Claudia Vásquez Haro *
El Observatorio de Comunicación Género, Diversidad y Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP analiza cómo los medios gráficos construyen sus notas periodísticas sobre estas temáticas, para luego reflexionar y producir conocimiento crítico para la transformación. Como Observatorio proponemos a los medios y a la sociedad en su conjunto concientizar sobre el sentido que generan estos enunciados peyorativos y discriminatorios, que potencian la segregación, estigma y, en el último de los casos, los llamados crímenes de odio. Un informe dio cuenta del tratamiento mediático de dos asesinatos a mujeres trans, Moma y Lucha, en la ciudad de La Plata.
Nuestro corpus de análisis fueron las notas informativas de los diarios El Día, Hoy, Diagonales, Tiempo Argentino, Crónica y El Uno. Ambos casos tuvieron relevancia en las agendas gráficas.
El Día se refirió en varios pasajes de su nota del 27 de octubre pasado a Moma como si estuviese hablando de una persona masculina con términos como “crimen de un travesti”, “Se trata del homicidio de Sebastián Manuel, ‘La Moma’, González Abad”, los cuales además potencian la discriminación al escribir el nombre registral de la víctima, situación paradójica en un contexto donde actualmente el Estado debate la aprobación de la ley de reconocimiento a la identidad de género. Esto implica la reproducción de sentidos y prácticas discriminatorias que, como vimos, llegan al exterminio.
El diario Tiempo Argentino en la volanta de su nota del día 23 de octubre decía “Sebastián Manuel González Abad, ‘La Moma’, apareció muerta en su casa de La Plata” y en el cuerpo de la nota se leía lo siguiente: “la Moma medía casi dos metros y, según sus compañeras de trabajo, sabía defenderse de las agresiones físicas”. Se comete también el error de poner su nombre registral y además se refuerza la idea de que su identidad es masculina y no femenina, apelando a la fuerza física que poseía. Por otra parte, poner el nombre con el que se autopercibe entre comillas como si fuese un apodo, contraría los fallos judiciales que han reconocido la identidad de género mediante un recurso de amparo.
El diario Crónica utilizó una imagen que mostraba a Moma en un ámbito de fiesta reproduciendo el imaginario social que vincula a las trans con el mundo de la noche y el descontrol, como si sus vidas cotidianas no transcurriesen en otros ámbitos.
Por su parte, Diagonales también reforzó la idea de que las trans solo viven de noche, con frases como “Los testimonios brindados por otras trabajadoras sexuales que paran en la zona roja platense”, “un grupo de travestis que ofrecen sexo en la zona de Diagonal 73 se presentaron en el lugar. Fueron ellos (sic) quienes manifestaron que la última vez que lo vieron (sic) con vida fue el sábado, cuando compartieron una cena con él (sic).
Al igual que Moma, Lucha era una compañera trans que fue asesinada en Berisso la semana pasada. Como en el caso anterior, los diarios utilizaron género masculino y nombre registral desconociendo el derecho a la identidad de género: “Berisso: una pelea dejó a un hombre al borde de la muerte” (diario El Día). En el caso de Lucha se suma un claro componente racista y xenófobo: “Un travesti peruano de 38 años”. Al señalar su procedencia peruana se recorta un detalle irrelevante para la noticia. ¿Qué suma este dato al momento de relatar un asesinato? A la discriminación por identidad de género, se suma marcar a la víctima de manera discriminatoria.
* Docente e investigadora de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP.

martes, 1 de noviembre de 2011

VIOLENCIA DE GENERO

Por Graciela Muñiz
La violencia de género es el tipo de violencia ejercida contra cualquier mujer, por su condición de tal. La violencia presenta numerosas facetas, desde la discriminación y el menosprecio, la agresión física y psicológica, hasta el asesinato.
La mayoría de las veces es causada del hombre hacia la mujer, por sentimiento de superioridad, dominación y más extensamente machismo.
Estos hechos comienzan en la infancia y es en el familia donde se ejerce esa violencia, es la niña quien la sufre por su condición de niña, la mayoría de las veces de parte dela autoridad paterna o de hermanos, abuelos, tíos o amigos que ella confía. Este problema muchas veces no trasciende porque la niña se siente avergonzada y con sentimientos de culpa, además de sentirse amenazada y amedrentada, la hacen guardar silencio.
Otro tipo de violencia es la venta de niñas, para el servicio lucrativo de la prostitución, observándolo en varias oportunidades en las miserias en las que viven ciertas familias, que encuentran una salida en la explotación sexual de las menores, muy repudiable por cierto.
Muy importante es la magnitud de la violencia de parejas, dándose en todos los grupos sociales, en distintos niveles económicos y culturales.
En las relaciones de parejas, surgen conflictos, discusiones acaloradas hasta llegar a la agresión física entre ambos. La mayoría de las veces se ejerce el maltrato del hombre hacia la mujer, con una relación de dominio, que mediante desprecios, humillaciones, insultos, amenazas y golpes logra bajar la autoestima de la mujer, la que sufre en silencio y con culpas. Muchas veces estos hechos salen a la luz con el peor final imaginable: la muerte.
Otra faceta de violencia es sin lugar a dudas la violación, ejercida por los hombres. Esto produce efectos devastadores, las mujeres pueden caer en profundas depresiones, cambiar su carácter, caer en adicciones como alcohol o drogas.
Las mujeres víctimas de la violación, sufren una doble agresión, primero la de su agresor, a eso se le suma el de la familia y de la comunidad. El sentimiento de vergüenza las hace mantener en silencio, y en numerosos casos, les sigue el asesinato.
La prevención sería una de las principales medidas de terminar con la violencia de género. Como adultos, debemos reflexionar aún cuestionado los roles sociales, el lenguaje, etc, y transmitírselos a niñas y niños.
Evitar relacionarnos con personas que  tengan una patología violenta, desconfiar de promesas y valorar la intuición.
Lo que no es fácil de prevenir son los hechos de violencias generados durante la infancia, los cuales en todos los casos son generados por amenazas y amedrentamientos, incomprensible para niñas inocentes e indefensas.
También es complejo prevenir la violación, donde la figura del hombre perverso mediante intimidación, coacción e indefensión, pretende imponer una relación sexual no deseada.
La violencia de género, merece una profunda atención, desde los distintos estamentos del estado, la justicia y del valorable trabajo de las ONG involucradas en el tema.
Como reflexión solo me queda por decir: que el miedo no nos debe paralizar, que debemos animarnos en todos los casos a denunciar a los perversos capaces de hacernos tanto daño. Hacer valer nuestros valores, defender nuestros derechos y exigir se tome con gran seriedad esta problemática.
*Defensora adjunta del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.